Paleontología

Palentología

Durante el Mioceno América del Sur estuvo poblada, por lo menos, de hasta 14 especies de cocodrilos, 7 de las cuales compartían la misma zona geográfica, “un fenómeno nunca observado en especies actuales”, según un estudio liderado por la Universidad de Zúrich que cuenta con participación española. Todas desaparecieron debido a la elevación de los Andes, que modificó el curso de los ríos.

Actualmente, las zonas con mayor diversidad de cocodrilos del mundo son el norte de Sudamérica y el Sudeste asiático, donde viven hasta seis especies de aligátor y cuatro especies de cocodrilo. A pesar de esta elevada diversidad, solo dos o tres especies se encuentran habitualmente en una misma área.

Un estudio publicado en el último número de la revista Nature Communications describe un panorama completamente distinto hace entre 9 y 5 millones de años, cuando en el delta del Amazonas y del Urumaco había hasta catorce especies de cocodrilos y por lo menos siete de ellas compartían el mismo espacio.

En este estudio, liderado por Marcelo Sánchez y Torsten Scheyer de la Universidad de Zúrich (Suiza) y en el que ha participado Massimo Delfino, investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y de la Universidad de Torino, los paleontólogos también han descrito dos nuevas especies para la ciencia: Globidentosuchus brachyrostris, un caimán que presentaba unos dientes esféricos y Crocodylus falconensis, un cocodrilo que podía llegar a los 4 metros de longitud.

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Reconstrucción de distintas especies de cocodrilo del Mioceno. (Foto: Jorge A. Gonzalez)
Los investigadores han constatado la presencia de formas muy diferentes de las mandíbulas de estos animales del Mioceno, lo que se interpreta como especializaciones a una determinada dieta.

Los dientes esféricos de Globidentosuchus brachyrostris se asocian a una alimentación basada en caracoles o cangrejos, mientras que los grandes cocodrilos, que podían llegar a los 12 metros de longitud, se alimentaban de tortugas, grandes roedores y otros cocodrilos pequeños. Esta elevada especialización en la alimentación les permitía ocupar las mismas zonas sin competir por los recursos.

Los gaviales fósiles se alimentaban de peces y ocuparon un nicho ecológico que, al extinguirse, fue ocupado por los delfines.

El estudio también describe la extinción de todas estas especies hace 5 millones de años. Toda esta diversidad de especies de cocodrilos en el Amazonas y en el Urumaco –un río que actualmente no existe y que desembocaba en el Golfo de Venezuela– desapareció seguramente debido a la elevación de los Andes que modificó el curso de los ríos, de modo que el Amazonas dejó de desembocar en el Caribe para hacerlo más al sur, en las aguas más frías del Atlántico.

Pese a que la destrucción del hábitat supuso la extinción de los cocodrilos, también permitió la emergencia de la biodiversidad actual de las zonas del Orinoco y el Amazonas. (Fuente: SINC)



Otra similitud más entre aves y dinosaurios: la forma de incubar huevos


Entre los muchos misterios que los paleontólogos han tratado de desvelar está el de cómo los dinosaurios incubaban sus huevos.

¿Enterraban los huevos por completo en el material del nido, como hacen los cocodrilos? ¿O los colocaban en nidos destapados, como hacen las aves?

Una investigación reciente ha revelado que un pequeño dinosaurio norteamericano parecido a un ave incubaba sus huevos de forma similar a como lo hacen las aves.

Valiéndose de nidadas de huevos descubiertas en Montana (Estados Unidos) y Alberta (Canadá), el equipo del paleontólogo David Varricchio de la Universidad Estatal de Montana y la paleontóloga Darla Zelenitsky de la Universidad de Calgary en Canadá, examinó detalladamente las cáscaras de huevos fósiles de un pequeño dinosaurio carnívoro llamado Troodon.

Basándose en sus cálculos, los investigadores consideran que las cáscaras de los huevos del Troodon eran muy similares a las de las aves.
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Darla Zelenitsky. (Foto: Jay Im / Universidad de Calgary)

Los análisis indican que esta especie específica de dinosaurio no enterraba sus huevos por completo en el material del nido como hacen los cocodrilos. El dinosaurio sólo enterraba la parte inferior de cada huevo.

Dado que tanto los huevos como los sedimentos circundantes sugieren que los huevos solo se enterraban parcialmente, todo apunta a que los adultos debían tener contacto directo con las partes expuestas de los huevos durante la incubación.

En el estudio también han trabajado Frankie D. Jackson y Robert A. Jackson de la Universidad Estatal de Montana, en Bozeman.


Los pájaros actuales tienen antepasados de cuatro alas


Los fósiles de once aves del Cretácico estudiados por científicos de China sugieren que los antepasados de los pájaros modernos tenían alas en sus extremidades inferiores. A lo largo de la evolución las patas perdieron sus plumas y se especializaron en el desplazamiento terrestre, mientras que las extremidades superiores se dedicaron al vuelo.

“Hasta ahora creíamos que las aves primigenias tenían patas con escamas, igual que los pájaros actuales. Ahora hemos descubierto que eran totalmente diferentes, con plumas que formaban dos alas traseras”. De esta forma resume Xing Xu a SINC las conclusiones de su estudio publicado en Science.

Xing Xu y su equipo analizaron once fósiles de cuatro grupos diferentes de aves del cretácico inferior, encontrados en el noroeste de China en un estado de conservación espléndido. Los restos pertenecen a diferentes especies de los géneros Sapeornis, Yanornis y Confuciusornis y dos especies de enantiornites.

El buen estado de conservación y la variedad de especímenes demuestra que tener cuatro alas no era una cualidad rara entre los ancestros de los pájaros.

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Fósiles de pájaros primigenios con cuatro alas. (Foto: Xing Xu)
Las primeras aves tenían una estructura corporal diferente a las actuales, y dos alas probablemente no habrían bastado para que pudieran volar. Según los autores, el par de ‘patas-alas’ extra proporcionaba la asistencia necesaria.

“Aún no estamos seguros de cómo era el movimiento de estas alas traseras, ni de cómo contribuían al vuelo. Pero ya tenemos un proyecto en proceso para investigar esta cuestión concreta” afirma Xing Xu a SINC.

Lo que sí muestran claramente los fósiles son plumas largas, curvadas y rígidas, situadas perpendicularmente a las patas. Estas características sugieren una estructura aerodinámica que facilitaba la elevación y mejoraba la capacidad de maniobra. Es decir, jugaban un papel importante en el vuelo.

Las escamas que recubren hoy las patas de muchas especies son, según los autores, estructuras derivadas de las plumas de sus antecesores prehistóricos. Poco a poco, las plumas de las extremidades inferiores se fueron perdiendo evolutivamente y convirtiéndose en el plumón con el que cuentan aún algunas especies, hasta finalmente derivar en escamas.

Al mismo tiempo, las extremidades superiores ganaron eficacia en el vuelo. Este cambio es reflejo de una especialización de las alas en el vuelo, y de las patas en los desplazamientos terrestres.

“Todos estos dinosaurios de cuatro alas probablemente vivían en árboles. Cuando, más adelante en la evolución, los pájaros se convirtieron en voladores más hábiles, perdieron las plumas de sus patas y se convirtieron en animales que viven preferentemente en el suelo, cerca del agua” afirma Xing Xu.

Las plumas que tienen algunos pájaros actuales en las patas son muy diferentes de las observadas en estos fósiles. En general, en la actualidad son pequeñas y suaves –plumón– y tienen funciones protectoras de la piel. Sin embargo todavía hay especies –como algunas palomas o gallinas– que tienen plumas largas y perpendiculares a las patas, que recuerdan a las de estos pájaros ancestrales. (Fuente: SINC)


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